El Honorable Senado de la Nación,
DECLARA:
Su adhesión a la conmemoración del 158º aniversario del fallecimiento del General Don José de San Martín.
Daniel R. Pérsico
FUNDAMENTOS
Sr. Presidente:
José Francisco de San Martín, nace un 25 de febrero de 1.778 en Yapeyú, provincia de Corrientes, en el entonces Virreinato del Río de la Plata, hoy la actual República Argentina.
Hijo de españoles, regresa a la patria de sus padres, donde realiza sus estudios en las escuelas militares y se desempeña como militar, llegando al grado de Teniente Coronel.
En el año 1.812 regresa al Virreinato del Río de la Plata, donde se le confiere el grado de Teniente Coronel de Caballería. En ese mismo año, crea el Regimiento de Granaderos a Caballo. Su bautismo de fuego militar en nuestro suelo fue la batalla de San Lorenzo, el 3 de febrero de 1.813.
En 1.814 toma el mando del Ejército del Norte de las manos del General Manuel Belgrano, y en 1815 asume el cargo de Gobernador de la Capitanía de Cuyo, no por su grado político, sino por la importancia en la preparación de la Campaña Libertadora.
En el año de la independencia, es nombrado General en Jefe del Ejército de los Andes, iniciando al año siguiente su Campaña Libertadora, cruzando los Andes por el paso de los Patos.
Con un excelente plan estratégico, consigue la primera victoria en la batalla de Chacabuco donde logra derrotar al ejercito realista, e ingresa pocos días después a Santiago.
En 1.820, cuando desaparece la autoridad nacional tras la derrota de las fuerzas del Directorio en manos de las tropas federales, renuncia a su cargo de jefe del Ejército de los Andes, aunque por la firma del Acta de Rancagua es confirmado por sus propios compañeros de armas, siendo designado General en Jefe de la Expedición al Alto Perú.
En septiembre de 1.820 desembarca en Pisco, ingresando en julio de 1.821 en Lima, donde se declaró la independencia y es designado Protector del Perú.
En julio de 1.822, se entrevistan San Martín y Simón Bolivar en Guayaquil, luego de que este último incorporara Ecuador a la Gran Colombia.
San Martín deja en manos de Bolívar la conducción de la guerra y se dirige a Lima, donde renuncia a todos sus cargos para luego ir hacia Chile, trasladándose finalmente en 1.823 a su chacra de Los Barriales, Mendoza.
El gobierno porteño le niega la autorización para trasladarse a Buenos Aires, lugar en el cual fallece su esposa Remedios de Escalada, sin que San Martín pueda verla.
En diciembre de ese mismo año, llega a Buenos Aires y se reúne con su hija, con quien en febrero del siguiente año se dirige a Europa.
En 1825 escribe las famosas máximas para su hija, que son un legado al mundo: aquí se puede ver al hombre que había detrás del militar, a un ser humano, integro, recto y de moral intachable.
Cuando transcurría el año 1829 regresa al país, pero el enterarse del fusilamiento de Manuel Dorrego en manos del General Lavalle, no desembarca en el puerto de Buenos Aires y se instala en Montevideo por tres meses, radicándose definitivamente en Francia al año siguiente.
Durante el bloqueo francés de 1838, San Martín le escribe al entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires, ofreciéndole sus servicios como militar.
Don Juan Manuel de Rosas le responde diciendo: “General usted me es tan útil en Europa con su palabra y pluma que en estas tierras con su espada”, de esta forma Rosas le pide a San Martín que realice gestiones diplomáticas en Europa; ya transcurriendo el año 1839 Rosas lo nombra Ministro plenipotenciario en ese continente.
Comienza así una nueva etapa desconocida para muchos, donde sorprende tanto su capacidad intelectual como de negociación: siendo hombre de armas poseía gran destreza con la pluma y la palabra.
Cuando transcurre el bloqueo anglo-francés en el año 1.846, San Martín le escribe a Don Manuel de Rosas felicitándolo por el excelente desempeño y el coraje demostrado por el ejército, en el combate de la “Vuelta de Obligado”.
El 17 de agosto de 1.850, rodeado por su hija y nietas, fallece en Boulogne-Sur-Mer.
Muere el hombre, y nace “El Padre de la Patria”.
En su testamento, legó el sable curvo que lo acompañó en su campaña libertadora a Don Manuel de Rosas, en reconocimiento a la defensa que éste hizo a la libertad.
Es recién en el año 1.880, durante la presidencia de Nicolás Avellaneda, que pudieron repatriarse los restos del Gran General. Desde entonces, el Padre de la Patria descansa en la Catedral Metropolitana.
Es por todo lo antes mencionado que solicito a mis pares me acompañen en esta declaración.-
Daniel R. Pérsico.
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