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10/10/2008

VERSIÓN TAQUIGRÁFICA

REPÚBLICA ARGENTINAVERSIÓN TAQUIGRÁFICA
CÁMARA DE SENADORES DE LA NACIÓN
REUNIÓN DE LA COMISIÓN DE SALUD Y DEPORTE

Salón Maya — H. Senado de la Nación

23 de septiembre de 2008


Presidencia de la Señora Senadora Giri

— En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en el Salón Maya del H. Senado de la Nación, el martes 23 de septiembre de 2008, a las 17.12:
Sra. Presidenta (Giri). –– Buenas tardes. Damos comienzo a la reunión de la Comisión de Salud y Deporte para continuar con el tratamiento de un tema que realmente es muy convocante y necesita de nuestro abordaje para llegar a una solución.
Hemos conversado con distintas personalidades vinculadas con ese tema y seguramente cerraremos este asunto en la próxima reunión. La metodología de trabajo es la siguiente: después de conversar con los invitados, los asesores siguen trabajando sobre este asunto, luego nos informan a nosotros y nosotros a ellos. La idea es emitir prontamente un dictamen, porque se trata de un reclamo que ha sido pospuesto en varias oportunidades y debe ser solucionado.
El criterio de esta Comisión es que la mejor ley es la ley posible. Digo esto porque, a veces, se sancionan leyes que después no son posibles de aplicar en la práctica, pues no abordan el problema de tal manera que lo resuelva. Entonces, cualquiera de los dos modos sería inviable.
En esta oportunidad, nos visitan la licenciada Andrea González y el doctor Edgardo Smecuol, quienes integran el equipo de trabajo del doctor Julio Bai, que es el jefe del Departamento de Medicina del Hospital de Gastroenterología Dr. Carlos Bonorino Udaondo. A su vez, contamos con la presencia de representantes del Ministerio de Salud: las doctoras María Luz Martínez y Marina Rossi, de la ANMAT y, por último, nos acompañan las doctoras Nora Luedicke y Alicia Leonardi, del Programa Nacional de Detección de la Enfermedad Celíaca.
Nosotros no tenemos un modo riguroso de abordar el tema. Seguramente ustedes cuentan con el texto del anteproyecto, así que esperamos sus opiniones porque serán de muchísima utilidad para emitir un dictamen en conjunto.
Tiene la palabra la licenciada Andrea González.
Sra. González. –– Para hacer esta tarea de manera más ágil y más ordenada, lo que habíamos convenido era abordar los artículos, ponerlos en común y dar nuestra opinión al respecto.
Sra. Presidenta. — Perfecto.
Sra. González. — “Artículo 1̊. Declarase de interés nacional la atención médica, investigación clínica y epidemiológica y la capacitación profesional en la detección temprana, diagnóstico y tratamiento de la enfermedad celíaca, así también su difusión y la producción de los alimentos destinados para celíacos”.
Sra. Presidenta. –– En realidad, este es un tema de interés nacional que debería ser publicitado para estimular su conocimiento y su difusión.
Sra. González. –– Con respecto a este artículo, creo que no hay objeción.
Sra. Presidenta. –– Así es.
En el artículo 2̊, se establece que la autoridad de aplicación determinará cuál será el listado de los productos alimenticios, medicamentos––es decir, productos en general–– que estén calificados como exentos de gluten o como de bajo contenido de gluten. Todos sabemos que esto depende de la cantidad de harina de gluten que poseen dichos alimentos.
Este es un artículo cuyo contenido ha sido bastante discutido y resulta controvertido. De todos modos, hay que arribar a una solución. Tal vez, este sea uno de los nudos conflictivos del proyecto. Por eso, nos es sumamente útil su opinión.
Tiene la palabra la señora María Luz Martínez.
Sra. Martínez. –– Con respecto a este artículo, la primera problemática que se nos presenta es la incorporación de los medicamentos, productos de consumo humano e higiene bucal.
En cuanto a los medicamentos, la doctora Rossi planteará la posición del INAME.
Sra. Rossi. –– Con respecto a los medicamentos, en este artículo se establece una limitación, ya que en el ítem a) se los clasifica en exentos de gluten o con contenido moderado, es decir, se cita una cantidad ––10 miligramos por kilo en este caso–– medida en los productos en general.
Para el caso particular de los medicamentos, no existe ninguna metodología validada y reconocida a nivel internacional para determinar el contenido de gluten en el medicamento, en el producto terminado. Básicamente, esto se debe a que los métodos internacionalmente reconocidos son métodos inmunoenzimáticos que en su desarrollo utilizan proteínas, y no se conoce exactamente cómo puede actuar cada uno de los activos ––es decir, el principio activo que tiene el efecto terapéutico–– en esta determinación.
Obviamente, los activos no tienen un contenido de gluten. De todos modos, a nivel internacional, normalmente el productor debe declarar si alguno de los excipientes del medicamento —sobre todo en el caso de los comprimidos— contiene gluten. Según lo que hemos investigado, el productor, en base a un análisis de riesgo de lo que es la producción del producto terminado ––valga la redundancia––, puede declarar si el producto está exento de gluten o no, pero no por una determinación en el producto terminado, sino en base a un análisis de riesgo que consiste en evaluar cada uno de los excipientes. Al mismo tiempo, puede determinar la posibilidad de que haya o no una contaminación cruzada durante la fabricación del producto. Sin duda, en el caso de una industria farmacéutica es muy rara la contaminación cruzada, porque no se manejan —como sucede en la industria alimenticia— harinas de estos cereales. Entonces, es una declaración del fabricante en base a un análisis de riesgo y no en base a un análisis en el producto terminado. Nosotros, incluso, hemos consultado hasta a los fabricantes de estos kit que se utilizan en alimentos y ellos no nos pueden asegurar que los reactivos de los kit puedan ser utilizados en medicamentos.
Con respecto a las pastas dentales, también consultamos con el área de cosméticos. En el caso de los productos de higiene bucal, los enjuagues bucales tendrían muy bajo riesgo por las materias primas que se utilizan y los métodos de elaboración. En general, se trata de productos líquidos y no se encontró ningún antecedente de gluten. Lo mismo sucedería con las pastas dentales, es decir, no se podría determinar en el producto final, sino que debemos basarnos en la declaración del fabricante.
Sra. Luedicke. — Eso significa que en el prospecto del medicamento figuraría si tiene gluten o no. No se puede colocar un rotulado, pero sí iría en el prospecto.
Sra. Rossi. — Así es.
Sra. Presidenta. — Estamos hablando de los medicamentos…
Sra. Luedicke. — Hablamos de higiene bucal.
Sra. Martínez. — Y también de los productos de consumo humano.
Sra. Luedicke. — El proyecto se refiere a alimentos, medicamentos, productos de consumo humano e higiene bucal. Pero, en realidad, se trata de alimentos, medicamentos y productos de higiene bucal.
— Varios de los presentes hablan a la vez.
Sra. Presidenta. — En general, siempre presentamos lo más amplio para que dé lugar a la discusión, a agregar o a quitar algo. No es que tenga que ser de esa manera.
Sra. González. — Quiero expresar una duda en cuanto a los medicamentos. Es verdad que internacionalmente no hay ningún país que tenga establecido el tema. En efecto, los medicamentos y los suplementos dietarios son el gran agujero en el abordaje de la enfermedad.
Ahora bien, tengo conocimiento de que algunos laboratorios publicaron sus listados de medicamentos como aptos para celíacos. Esto sucedió el año pasado. ¿Cómo lo determinaron? A mí me dijeron que habían sido analizados en un laboratorio.
Sra. Rossi. — Se trata de un laboratorio que utiliza una metodología semejante a la de los alimentos.
Sra. González. — Entonces, ¿sería aplicable?
Sra. Rossi. — Cualquier método de control de medicamentos requiere estar publicado o incluido en la farmacopea —que es el compendio farmacéutico del país— o debe tener su correspondiente validación. Es decir, tienen que demostrar por distintos métodos que el ensayo sirve para lo que uno quiere hacer.
Sra. González. — Eso lo entendí. Pero de esos medicamentos que fueron analizados, ¿cuál sería su estado de situación?
Sra. Rossi. — Eso se hizo debido a una situación voluntaria del laboratorio, con un kit que no es aprobado por la autoridad regulatoria para el análisis del medicamento.
Sr. Smecuol. — Se trata de una iniciativa propia del laboratorio sin ser algo aceptado por la autoridad sanitaria.
Sra. Rossi. — No se trata de algo oficial.
— Varios de los presentes hablan a la vez.
Sra. Presidenta. — Nosotros pondríamos este tema en mano de la autoridad de aplicación. Tal vez, estos son términos más reglamentarios que los que abarque la propia ley. Nosotros intentamos dar el marco normativo. De todos modos, yo entendí las dos posturas.
Sra. González. — Más que una postura, era una duda.
Sr. Salazar. — Nuestro espíritu dentro de la parte de medicamentos, pastas dentales y demás, no es que se haga una determinación de si hay T.A.C.C. o no. Sucede que muchos pacientes enfermos de “celiaquía” toman un medicamento y desconocen que dentro de los excipientes, no del principio activo, hay T.A.C.C. Entonces, lo que nosotros pretendemos es que se les advierta, en esos casos, que contiene T.A.C.C.
Sra. Rossi. — La recomendación internacional es que el paciente consulte con su médico, porque una de las teorías sostiene que al rotular tanto un producto podría llevar a la automedicación, es decir, a no consultarle al médico si lo puede consumir o no.
Sr. Salazar. — A veces hasta el médico puede llegar a desconocer si contiene tal o cual excipiente.
Sra. González. — Seguro. Yo no estoy de acuerdo con que el médico asuma esa responsabilidad.
— Varios de los presentes hablan a la vez.
Sra. Salazar. — A veces, yo no sé qué excipientes tiene un medicamento. En cambio, sí conozco el principio activo que contiene. Pero si uno está advertido, creo que lo que abunda no mata.
Sra. Rossi. — De la lectura del prospecto, surge...
Sra. Presidenta. — Tenemos que instrumentar que figure en el prospecto.
Sra. González. — Eso es otra cosa. Pero no se puede dejar bajo la responsabilidad del médico el saber qué contiene o no el medicamento.
Sra. Rossi. — El contenido está declarado en el prospecto.
— Varios participantes hablan a la vez.
Sra. Leonardi. — No en el rotulado, pero sí que se pudiera, quizá, por vía reglamentaria, aclarar que en los medicamentos, dentro de los prospectos, esté especificado el contenido.
Sr. Salazar. — Estoy de acuerdo con que se haga por vía reglamentaria.
Sra. González. — Totalmente. No tengo dudas de que tiene que ser de esa manera.
Sra. Martínez. — ¿Eso sería obligatorio para todos los medicamentos u optativo para los laboratorios que lo quieran indicar?
Sr. Salazar. — Si el laboratorio no usa excipientes con T.A.C.C., colocará “sin T.A.C.C.”.
Sra. Martínez. — O sea que sería obligatorio para todos.
Sr. Salazar. — Pienso que sí.
Sra. Rossi. — No sé hasta donde esto será factible. La senadora Giri hablaba de que la mejor ley es la ley posible.
Por ejemplo, un excipiente muy usado en la preparación de comprimidos es el almidón de maíz. Eso figura en el prospecto. El laboratorio puede decir que existe un bajo riesgo, pero no puede estar completamente seguro de que ese almidón de maíz no esté contaminado con almidón de trigo.
De todas maneras, obviamente, estamos hablando de un excipiente que se encuentra presente a nivel miligramos en un comprimido, y la contaminación de un almidón de maíz con trigo sería mínima.
Sra. Presidenta. — Tampoco queremos llegar a los fundamentalismos...
Sra. González. — No, mensaje apocalíptico no.
Sra. Martínez. — Si uno compara la cantidad de gluten que tiene una galletita con la cantidad de gluten que tiene un comprimido, debería consumir cuatro mil comprimidos para llegar a ser equivalente a la galletita.
Sra. Presidenta. — Ningún médico lo recetaría, porque estaríamos hablando de un suicidio.
Sra. Martínez. — Exactamente. El medicamento se toma esporádicamente para una patología y después se suspende, salvo aquellas personas que tengan una patología crónica que podrán tomar tres, cuatro o cinco comprimidos y nunca van a llegar a tal cantidad.
Sra. González. — El punto se da en la patología crónica, que implica tomar de por vida un medicamento.
Sra. Martínez. — Pero eso es insignificante. En el peso del comprimido, desglosando cada uno de los excipientes, realmente es insignificante.
Sra. Presidenta. — Claro. Sí, es muy infinito el determinante.
Sra. González. — No sé si contribuye en algo lo que voy a decir, pero para que todos tengamos una idea de lo que estamos hablando —para bajar de la teoría a la práctica—, señalo que una rebanada de pan lactal tiene 1250 miligramos de gluten. La cantidad que se vio que no produce lesión a nivel de la mucosa intestinal es 10 miligramos. De modo que hay una zona gris entre los 10 y los 50 miligramos que queda por determinar; pero 50 miligramos ya producen lesión. Por lo tanto, contra esos 10 miligramos imagínense esa rebanada de pan lactal que tiene 1250 miligramos.
Hace tiempo nosotros no podíamos dimensionar si estábamos parados en la obsesión o en ser cuidadosos. Hoy, realmente uno dimensiona que el cuidado tiene que ser bastante exhaustivo. Lo que sucede en la práctica es que la décima parte de una cucharadita de té al ras de harina de trigo equivale a los 10 miligramos. Eso creo que es gráfico para todos.
Sra. Presidenta. — De todos modos, también es claro lo que ha dicho la licenciada en cuanto a los comprimidos.
Sra. González. — Sí, sí.
Sra. Martínez. — En cuanto a los alimentos, que son los que están quedando en claro en este artículo, quiero aclarar que nosotros usamos el kit de enzimo-inmuno-ensayo ELISA desde hace mucho tiempo. Este kit es AOAC, es decir que está reconocido internacionalmente; y podríamos identificar las dos categorías.
Nuestra propuesta entre la diferencia de los alimentos exentos de gluten y los que tengan contenido moderado o bajo —eso después lo veríamos— es tomar los 20 miligramos por kilo, tal como se acordó en CODEX, teniendo en cuenta que CODEX es el Código Alimentario que utilizan todos aquellos países que no tienen código propio. Además, es el que utiliza la Organización Mundial de Comercio ante litigios entre distintos países.
Sra. Presidenta. — ¿Usted plantearía utilizar hasta 20 miligramos?
Sra. Martínez. — Claro. Utilizar hasta 20 miligramos para el alimento libre, y entre 20 y 100 para el de contenido bajo o moderado.
Sra. Presidenta. — Coincido con ese nivel.
Sra. Martínez. — Si bien podemos utilizar los 10 miligramos, tendremos roces permanentemente en la Organización Mundial de Comercio, porque cuando llegue a la Argentina un alimento libre de gluten de cualquier país, con 20 miligramos, nosotros no lo dejaremos entrar porque no cumple con nuestra norma que establece los 10 miligramos. Entonces, seríamos observados y nos llamarían para lograr un acuerdo.
Por lo tanto, si estamos en un momento en el cual vamos a tomar la iniciativa, sería bueno partir ya de un valor utilizado internacionalmente.
Sra. González. — Sí, sí. Estoy de acuerdo.
Sr. Salazar. — Una de las asociaciones de celíacos insistía en que fuera 10 o menos. Había otra que era un poco más tolerante. Luego, los productores nos plantearon las dificultades que tendrían, porque deberían desarmar los molinos y limpiarlos, salvo que fuera alguno que específicamente se dedique a eso.
Por ello, habíamos pensado en uno que fuera muy estricto y en otro —sobre el que queríamos preguntar a los médicos— vinculado con la utilidad nutricional que tendría para ellos si hubiera alguno que pudieran tolerar entre 100 y 20, sin daño, y si es útil esta división o no.
Sra. Martínez. — El problema que se plantea es que las personas celíacas requieren más alimentos y más baratos.
Cuando uno habla con la industria no se pueden dar las dos cosas. Si quieren más cantidad de alimentos, hay que ceder un poco en la cantidad de gluten; porque extraer la cantidad de gluten, encarece muchísimo el alimento.
Al celíaco que no puede consumir lo estamos protegiendo con el exento de gluten. Ese va a seguir siendo siempre igual y lo podrán consumir con toda tranquilidad. El celíaco que tiene una cierta tolerancia, tendrá el otro grupo de alimentos, y no estará obligado a consumirlo. Simplemente lo que hace la industria es darles una oferta más para que tengan más opciones, y, por supuesto, para que sean más baratos.
Sra. Presidenta. — No podemos llevar a la industria a que no produzca.
Sra. Martínez. — Por eso.
— Varios de los presentes hablan a la vez.
Sra. Parrilli. — Entonces, debería modificarse el Código Alimentario. Además, antes de determinar que no se van a mantener los 10 miligramos y se va a elevar ese número, querría realmente alguna respuesta científica. Digo esto porque no voy a defender a la industria alimenticia, sino al celíaco fundamentalmente.
Acabo de enterarme de que tengo una hija celíaca, así que conozco la enfermedad y estoy preocupada por este tema desde hace mucho tiempo. Después de escuchar todo lo que se ha dicho, me preocupa un poco esta situación, porque parece que es lo mismo 10 miligramos que 20 miligramos, y no lo es.
Nosotros, como senadores, deberemos analizar este punto —como dice la senadora Giri—, y quizá tengamos que pensar cómo beneficiar a las industrias alimenticias desde otras comisiones para que produzcan alimentos que garanticen la salud. Pero creo que no debemos desviarnos de nuestro rol, que en este caso es defender la salud.
Sra. Presidenta. — De todas maneras, creo que hay índices minimos y otras regulaciones.
Sra. González. — Quiero dar algo de luz al tema y un poco de tranquilidad, basada en los veinte años de trabajar junto con el paciente, porque uno cuida a la gente y para eso está formado.
Internacionalmente, lo que se está legislando es veinte partes por millón y una cifra superior que terminó siendo de cien por millón. En un momento iba a ser de doscientos y después hubo consenso en Europa y se bajó a cien. Y esto tiene un porqué. En Europa, usan mucho almidón de trigo en las preparaciones de los homólogos del trigo para celíacos. Ese no es el caso de nuestro país. Prácticamente, aquí no hay almidón de trigo en los productos.
Entonces, esta segunda cantidad es justamente para esos alimentos que tienen agregado este almidón de trigo. Si no, la mayoría —si no todos— de los alimentos que figuran hoy y desde siempre en los listados de celíacos de nuestro país, estarían por debajo de esta cantidad. De hecho, el año pasado, en ocasión del Simposio Latinoamericano, se hicieron algunos estudios en alimentos. Se elaboró una dieta de dos mil calorías para un paciente celíaco, en tres variantes. Todas con las mismas calorías e igualdad de alimentos. La primera de ellas era toda con alimentos naturalmente permitidos, que el celíaco come sin ningún problema. La segunda era con alimentos naturalmente permitidos con agregado de algunos industrializados para dar variedad. Y la tercera era con todos alimentos industrializados.
En consecuencia, la duda es: ¿estas dos mil calorías de todos alimentos industrializados crean el efecto acumulativo? ¿Tenemos trazas? ¿A dónde llegamos? Y con lo peor que pudimos elegir no llegábamos a 8 miligramos en las dos mil calorías del día. Con lo cual hay un margen de seguridad importante para el paciente celíaco. Digo esto porque hay que combinar lo peor de la calidad y de la cantidad, porque la cantidad cuenta. No es lo mismo un celíaco que come 500 gramos por día que aquel que come 100.
Por lo tanto, jugando con calidad y cantidad, haciendo la peor elección, en la Argentina no se llega a 8 miligramos. No tenemos el problema del almidón de trigo, que es lo que dispara la cantidad y por eso se legisla más arriba. Esto viene desde Europa, no es un tema genuino argentino.
Sra. Martínez. — Quiero hacer una aclaración, porque a lo mejor pareciera que estoy defendiendo a la industria. De ninguna manera.
Participo y pertenezco al comité de CODEX de la Argentina y me tocó estar en la Comunidad Europea cuando se discutieron estos valores. Obviamente, hemos estado en discusiones con ellos. La Argentina defendía la posición de los 10 miligramos, y de ninguna manera el segundo grupo, que era de entre 10 y 200 miligramos por kilo.
El acuerdo unánime fue de 20 para los alimentos libres y de entre 20 y 100 para el segundo grupo. En esa discusión, me llamó mucho la atención que estaban representadas las asociaciones científicas médicas —gastroenterólogos pediatras y de adultos— ,y que toda la comunidad científica aprobaba los 20 miligramos. Porque cuando uno habla de 20 miligramos, dice 20 miligramos por kilo. Entonces, si me como una rebanada de estos alimentos libres de gluten, ¿cuánto estoy comiendo? Hablamos de 20 miligramos por kilo, esa es la especificación.
Y avalo totalmente lo que dice la doctora sobre los estudios que presentaron en CODEX. Países como México, la Argentina, Chile, España, Italia, los que tienen gran cantidad de celíacos, no querían de ninguna manera modificar este valor de 20. Y los demás, con las evidencias y con los estudios, demostraron que es totalmente seguro para el celíaco.
Quería decir esto para aclarar a la doctora que no estoy de parte de la industria.
Sra. Presidenta. — No. Ninguno de nosotros.
Sra. Martínez. — Pero yo, como representante de la Argentina, tenía que defender la postura que llevábamos, que era la de los 10 miligramos.
Sra. Parrilli. –– Yo conozco a muchos celíacos que han viajado a Europa, que se han regido por los alimentos que están allí y volvieron enfermos.
Sr. Salazar. –– Preferiría que los especialistas luego clarifiquen ese tema.
Sra. Presidenta. –– A veces se toma como general una norma muy particular. En ocasiones, se generalizan temas que son individuales —que, por supuesto, también hay que contemplarlos—, pero ya es un asunto vinculado con el control clínico y con la relación médico-paciente. Nosotros, lo que simplemente tratamos de generar es un marco global para que se pueda solucionar este problema. De lo contrario, no habrá legislación, lo que es mucho peor. En consecuencia, lo que hay que hacer es ajustarla a la realidad.
Además, trataremos de que la autoridad de aplicación sea quien decida respecto de este tipo de normativas que no nos corresponde determinar a nosotros, como legisladores. Para ello, convocamos a los especialistas en este asunto, a fin de discutirlo y poder emitir un dictamen.
Sr. Smecuol. –– Quiero hacer una acotación. En verdad, cuando uno lee este artículo, existe la posibilidad de que un alimento esté exento de gluten, o sea, que pueda ser elegido. Por lo tanto, creo que a uno le da cierta tranquilidad. Pero, a su vez, el hecho de que haya otro que tenga una cierta cantidad de gluten está relacionado con una cuestión de individualidad del paciente y del médico, porque se trata de pacientes que son seguidos por un equipo nutricional y médico.
Sepan ustedes que el abanico del celíaco va desde aquel que es asintomático, que no siente absolutamente nada, hasta el que vi hoy a la mañana, con la licenciada González, que estaba muy deteriorado, con 30 kilos y de una manera refractaria. En efecto, existe un abanico enorme de pacientes.
Entonces, hay un universo de pacientes que, sin duda, deben regirse exclusivamente con el exento de gluten; y, a su vez, existe otro tipo de pacientes que, con el buen tino del nutricionista y del clínico —que son quienes los evalúan— pueden recibir una mínima dosis de gluten.
En consecuencia, dentro del sentido común de lo que uno puede leer del aspecto legal, me da la sensación de que el paciente está protegido.
Sr. Salazar. –– Deberíamos analizar si la dosis mínima de gluten la dejamos en 10 ó 20 miligramos.
Sra. Presidenta. –– Opino que no deberíamos colocar las cantidades en el texto del proyecto de ley. Además, si se determina que la autoridad de aplicación es el Ministerio de Salud de la Nación, creo que es un órgano que está más que autorizado para definir puntualmente el tema.
Sra. Martínez. — Quedaría para la reglamentación.
Sra. Presidenta. — Claro.
Sra. González. –– De todas maneras, sí constarían los dos grupos: el exento y el de bajo contenido.
Sra. Presidenta. — Sí. El exento de gluten y el de bajo contenido...
Sra. González. –– Yo propongo “bajo” y no “moderado”, por favor. De ese modo, al celíaco se le brinda más tranquilidad, y es más serio.
Sra. Presidenta. –– En una suerte de anteproyecto de dictamen —que, luego, si quieren lo vemos—, colocamos “exento de gluten” y “bajo contenido de gluten”.
Sra. González. –– Perfecto. Estoy totalmente de acuerdo.
Sra. Presidenta. –– El artículo 6̊ es prácticamente una reiteración del artículo 2̊, porque también señala que la autoridad de aplicación determinará cuál es el listado de productos. Sin embargo, el artículo 6̊ además hace mención al impreso que debería llevar en el envase.
Sra. Martínez. –– Discúlpeme, doctora. Con respecto al segundo párrafo del artículo 3̊, queremos hacer una observación, porque dice que las ONG que desarrollen funciones en la materia podrán colaborar con la autoridad sanitaria en la provisión de la información de los productos que hayan analizado.
Nosotros no estamos de acuerdo con esto, dado que en el Código Alimentario están clasificados los alimentos libres de gluten. Y el listado de alimentos para celíacos que figura en la página de la ANMAT —que se actualiza bimestralmente—, se nutre de la información que nos envían las bromatologías de todo el país que aprueban los alimentos. Esos son los que están en el listado oficial: los alimentos aprobados bajo la norma del Código que están exentos de gluten.
Entonces, al poner este párrafo aquí, estaríamos dando lugar a que las ONG, que manejan sus propios “libritos” de productos recomendados, tuvieran la oportunidad de incluirlos en ese listado oficial, y ese listado oficial es responsabilidad de la autoridad sanitaria y de las bromatologías.
Sra. Presidenta. –– Sí. Tal vez haya que perfeccionar la redacción. La idea es que puedan colaborar.
Sra. Martínez. –– Podrán colaborar, sí. Pero dice “en la provisión de información de productos…”.
Sr. Salazar. –– Le voy a explicar a qué apunta este párrafo y de dónde viene esto.
Las organizaciones nos comentaron que existen muy pocos laboratorios que se dedican o están capacitados para hacer la cuantificación de T.A.C.C., y que ellas tenían posibilidades de realizar esa cuantificación. Por lo tanto, consideramos que podía ser una ayuda.
Sra. Martínez. –– El listado oficial lo debe hacer la ANMAT.
Sra. Presidenta. –– La idea no es que estén en el listado, la idea es que puedan colaborar.
Sra. Leonardi. –– Pero, ¿quién hace los análisis que presentan las ONG?
Sra. Martínez. –– En general, los análisis a las asociaciones los hace el INAL, en forma gratuita, con el método AOAC, que es el reconocido. De lo contrario, ¿qué ocurre? Si el método que están utilizando para evaluar estos productos no está validado y no es el mismo para todos los laboratorios, sucede que un producto puede figurar en un listado de una asociación porque lo hicieron con equis método. Sin embargo, después, durante una inspección, cuando hacemos un monitoreo, un análisis de todos los productos para celíacos, resulta que debemos prohibirlo. Entonces, se crea un litigio.
Respecto de los productos que son importados, también realizamos un monitoreo de todos los productos para celíacos y le hacemos el análisis a todos ellos.
Por lo tanto, ¿cuál es el método válido para la autoridad sanitaria? Es el ELISA-S (AOAC), el reconocido.
Sra. Parrilli. –– Lo que dice la doctora es muy importante, porque nosotros hemos comparado las informaciones que brindan las distintas organizaciones no gubernamentales y, efectivamente, hay productos que aparecen en un listado y no aparecen en otros. Esto trae un gran desconcierto entre los celíacos, porque no saben a cuál de todos los listados le deben creer.
Sra. Luedicke. –– El problema es que hay pocos laboratorios. Por eso, dentro de los objetivos del Programa de Detección y Fortalecimiento del Sistema Nacional de Vigilancia de Alimentos, lo que se propone en la RENALOA —que es la Red Nacional de Laboratorios Oficiales de Análisis de Alimentos— es equipar a seis laboratorios regionales para aumentar el control de los alimentos.
Sra. González. –– Quisiera agregar algo, basándome en la inmensa lista de pacientes que han transmitido sus experiencias. En primer lugar, personalmente agradezco y anhelo que el Estado termine haciéndose cargo de lo que creo es una obligación y un derecho para los pacientes.
En segundo término, desde los pacientes, hay mucha necesidad de variedad de productos. Entonces, si el listado lo hace una ONG ––que no estoy tan de acuerdo con eso–– o si lo hace el Estado, que es quien lo debiera hacer, hay que garantizar al paciente variedad en los rubros y en los productos. Digo esto porque hoy cuentan con dos ONG y cuentan con el INAL, pero muchas veces sienten insuficiencias en la cantidad de alimentos que tienen para elegir. ¿Se entiende lo que quiero decir?
Sra. Presidenta. –– Absolutamente.
Sra. González. –– Entonces, la colaboración de las ONG la revalorizaría desde la variedad que le puede aportar a la alimentación; porque no se olviden de que esta es una enfermedad clínica, pero para el paciente termina siendo una enfermedad social. Entonces, quiero que esto quede bien claro.
Sra. Presidenta. –– Es cierto eso. Ayúdenos en la redacción de ese tema.
Sra. González. — Sí.
Sra. Presidenta. — En esta Comisión hemos demostrado que la prioridad la tiene el paciente, y la realidad que debemos contemplar para poder hacer esto.
Personalmente, no estaba muy de acuerdo con el análisis de las ONG, pero comprendo el planteo que aquí se hizo y creo que hay que tenerlo en cuenta. Tal vez habría que mejorar la redacción del artículo o incorporarlo en otro artículo. Es cierto lo que se dijo. Si bien yo no padezco esta enfermedad, conozco gente —todos conocemos a alguien que la padece— y cada vez son más.
En cuanto a lo de “enfermedad social”, llega un momento en que es un padecimiento.
Sra. González. —Totalmente.
Sra. Presidenta. — Si existe la posibilidad de una oferta alimenticia, creo que debemos tender a ella.
Sra. Martínez. — Esta clasificación dará la mayor oferta.
Sra. Presidenta. — Ustedes son los que saben puntualmente sobre el tema.
Sra. Martínez. — Sin ninguna duda. Y, obviamente, el otro aspecto que les dará más oferta es que no se contemple en el Código Penal. Ese es el punto por el cual muchas empresas dicen que si bien sus productos son libres de gluten, no van a ponerlo en el rótulo, porque si en algún momento, por un problema equis, hubiese una pequeña contaminación, les aplicarían el Código Penal por delito a la salud.
Sra. Presidenta. — El Estado será el que tendrá que estar con la lupa encima para garantizarlo; de lo contrario, el responsable será el Estado y no el productor. Y me parece que debe ser así.
Sra. Martínez. — Por eso estamos ampliando la cantidad de laboratorios en todo el país para hacer los controles.
Sra. Presidenta. — Si están de acuerdo, propongo que el artículo 3º se vuelva a redactar o se podría aconsejar en los fundamentos para la reglamentación.
Sra. Leonardi. — En realidad, las ONG difunden los alimentos que piden que analice el INAL.
Sra. Martínez. — Se trata de alimentos no rotulados, en los que el elaborador no se responsabiliza de que sea libre de gluten. Por ejemplo, el agua es libre de gluten. Entonces, enuncian las marcas y las incorporan en la lista. Pero supongamos que yo fuera un elaborador de agua, pero también de algún otro tipo de alimento que contamina con equis cantidad de gluten, yo no sería responsable de nada porque no dije que mi alimento es libre de gluten, sabiendo todos que el agua lo es.
Ese es el problema que se presenta con los listados de las ONG y con las consultas permanentes que recibimos de los celíacos. Por ejemplo, en el listado de tal asociación dice esto y ustedes no lo tienen, ¿por qué? Porque la autoridad sanitaria de esa provincia no lo aprobó en el marco del Código. Es decir, hay que verificar que cumplan las buenas prácticas y el análisis que indique lo que realmente es. Ese es el motivo por el cual no figura en el listado oficial.
Sra. González. — Lo que tengo entendido —y corríjanme si no es correcto— es que las ONG sólo tienen parte de lo analizado por el INAL. En su mayoría, son alimentos que las propias empresas e industrias mandan a analizar a los laboratorios —que creo que son cinco—, y luego les dan los resultados a las ONG para que lo publiquen. De ahí surge la variedad de la que hablaba.
El INAL analiza cierta cantidad de productos, pero las propias empresas envían los productos a los cinco laboratorios existentes y, luego, les dan la información a las ONG para que la publiquen. No creo estar equivocada en lo que digo.
Sra. Martínez. — De acuerdo. Pero si yo le doy la información a la ONG y mi producto está libre, debiera haberlo aprobado como libre la autoridad sanitaria para que figure en el listado oficial.
Sra. Presidenta. — ¿Cuál es el problema de que un laboratorio diga que está libre de gluten?
Sra. Martínez. — Que no lo hace por los caminos que corresponde. El tema es que no lo registran como libre de gluten. Ese es el problema.
Sra. Presidenta. — Pero si lo hacen los cinco laboratorios…
Sra. González. — Habría que analizarlo bien el tema.
Sra. Luedicke. — Pero es una decisión del productor ponerle el rótulo.
Sr. Smecuol. — ¿El INAL tiene la capacidad de tomar toda esta oferta de alimentos y poder hacerlo o va hacia eso?
Sra. Martínez. — En realidad, hacia eso va.
Sr. Smecuol. — El la actualidad, ¿no es así?
Sra. Luedicke. — El productor es el que decide si va a colocar en la etiqueta “libre de gluten”. Si lo decide, el INAL lo va a controlar.
Sra. Presidenta. — Si se lo dice a la ONG, es porque está libre de gluten o lo cree. De lo contario, ¿para qué se lo va a decir? Formulo la pregunta porque es un terreno que desconozco.
—Varios participantes hablan a la vez.
Sra. Luedicke. — No asume el riesgo del rotulado, por la penalización. No tienen rótulo porque el productor es el que decide.
Sra. Presidenta. — ¿En una provincia el producto puede estar contaminado y en otra no?
Sra. Martínez. — No precisamente contaminado. Cuando un productor solicita que se analice si su producto está libre de gluten, uno va y le pide las buenas prácticas: verifica que no haya contaminación cruzada, que no se elaboren otras cosas y los métodos de limpieza de todos los equipos. Luego, hace la primera partida y efectúa el análisis, que le da libre de gluten. Entonces, le apruebo el rótulo. Ese es el tema.
Los productos que figuran en los listados de las asociaciones no tienen los rótulos aprobados como “libre de gluten”, tal como lo establece la norma. Por eso les decimos que no.
Sra. Leonardi. — Y en este articulo es similar el rol de la ONG con el rol del Estado.
Sra. Martínez. — ¡Claro!
Sra. Presidenta. — No, no. Eso lo vamos a revisar.
— Varios de los presentes hablan a la vez.
Sra. Leonardi. — Ellos pueden difundir, pero no aprobar rótulos.
Sra. González. — Hay que asegurar la cantidad y la variedad. Si el Estado lo puede afrontar, perfecto. Hasta ahora no lo pudo hacer.
Sra. Martínez. — Sí. Todo lo que se presenta como libre es porque está analizado.
Sra. González. — Hasta el momento, la variedad de productos que tiene el celíaco no viene sólo de la mano de lo que dio el Estado.
— Varios de los presentes hablan a la vez.
Sra. Presidenta. — Una cosa es lo que el Estado da, y otra es lo que aprueba y no necesariamente da. El Estado puede dar tres productos, pero están aprobados quince. Nosotros hablamos de la posibilidad de que aprueben una mayor variedad de oferta.
Sra. Martínez. — Sí, sí.
Sra. Luedicke. — No es que el Estado va, lo aprueba y le coloca el rótulo. No. Es el productor el que decide si le pondrá el rótulo o no.
Sra. González. — No es mi especialidad, y sé que son ustedes las que saben sobre esa cuestión. Pero yo quiero defender la calidad de vida del paciente, que no se le condicione la calidad ni la cantidad de variedad que tiene.
Sra. Luedicke. — En eso estamos trabajando.
Sr. Smecuol. — Corríjanme si me equivoco. Pero las ONG gastan dinero en estos análisis que manda a realizar. ¿De dónde provienen los fondos?
Sra. Luedicke. — No, no. Hay muchas ONG que le piden al INAL que realice el análisis, y eso se hace de forma gratuita.
Sr. Smecuol. — Entonces, ¿las ONG son una especie de intermediario entre el productor y el consumidor? Digo esto porque, finalmente, el INAL termina haciendo el control. Entonces, ¿qué es lo que hace que la empresa termine llegando en forma indirecta al INAL? ¿Es esta situación de temor? ¿Cuál es la interpretación?
Sra. Luedicke. — La empresa no llega en forma indirecta. Quizá, las asociaciones deciden testear un determinado alimento para aumentar el consumo.
Sra. González. — Yo hablé con personas de varias ONG y me explicaron que van directamente a las góndolas del supermercado y toman distintos alimentos para mandarlos a analizar.
Sra. Martínez. — Sí, sí.
Sra. Luedicke. — Claro.
Sra. Leonardi. — El productor no se propone como productor de alimentos aptos para celíacos.
Sra. Martínez. — Claro. Entonces, ¿de quién es la responsabilidad de que ese producto figure en el listado? Porque el productor no lo aprobó como libre de gluten y, sin embargo, figura en ese listado.
Sr. Smecuol. — Ah, perfecto.
Sra. Martínez. — A veces, nos llaman y nos mandan cartas certificadas o cartas documento, en las que nos piden que los saquen del listado, porque ellos no aprobaron esos productos como libres de gluten.
Sra. Presidenta. — Además, pueden generar problemas a los pacientes.
Sra. Martínez. — ¡Claro!
Sr. Smecuol. — También es real la confusión que se produce al estar en dos listas.
— Varios de los presentes hablan a la vez.
Sr. Smecuol. — Que el Estado tenga fuerza para esto, es fantástico.
Sra. González. — Quiero rescatar lo que se dijo al principio, respecto de homologar el mismo test con el mismo kit. Este es un tema que hay que reflotarlo.
Sra. Martínez. — Sí, sí.
Sra. Leonardi. — Ese es el proyecto con los laboratorios regionales.
Sra. Martínez. — Todos van a tener el mismo kit y van a ser capacitados de la misma manera para que esos análisis sean validados.
Sra. Leonardi. — Digamos que este tema está avanzado porque se hicieron las gestiones para la compra de los equipos, de los kit y demás.
Sra. Martínez. — Sí, sí.
Sra. Presidenta. — Entonces, unificamos la cuestión de los laboratorios para la validación.
Sra. González. — Sí, eso es importante.
Sra. Presidenta. — Después, debemos ver la posibilidad de que se amplíe no lo que el Estado da, sino lo que acepta, para lo cual las empresas tendrán que estar de acuerdo. Y entre salud y oferta alimenticia, seguimos priorizando la salud.
— Asentimiento.
Sra. Presidenta. — ¿Hay algún otro punto que ustedes deseen considerar?
Sra. Luedicke. — El artículo 4º dice que “el Ministerio de Salud como autoridad de aplicación de la presente y por intermedio del INAL o del organismo de fiscalización que lo reemplace…”. En realidad, no hay otro organismo. Es únicamente el INAL y no hay otro que lo reemplace.
Sra. Presidenta. — Generalmente, esa es una fórmula legislativa con vista al futuro utilizada en la redacción de los proyectos, y figura en muchas leyes.
Sr. Salazar. — Si el día de mañana se cambia el nombre, nos quedamos sin organismo de fiscalización.
Sra. González. — Sí.
Sra. Leonardi. — Claro.
— Varios participantes hablan a la vez.
Sr. Smecuol. — Realizar el control sobre los alimentos y demás productos a que se refiere el artículo anterior...
Sra. Leonardi. — En realidad, habría que poner “el artículo 2̊”, en lugar de “el artículo anterior”.
Sra. Presidenta. — Les voy a solicitar que nos manden sus apuntes ya pasados, así los comparamos con nuestra información, para estar seguros de habernos comprendido.
No sé qué les parece, pero tengo la idea de que pudiéramos hacer un solo artículo entre el 2̊ y el 6̊.
Sra. Luedicke. — Habría que sacar los medicamentos, entonces.
Sra. Presidenta. — Habría que sacar los productos de consumo humano.
Sra. Martínez. — Acá dice que debería llevar impreso en el envase, envoltorio, etiqueta…
Sra. González. — Sacarlo y ponerlo en otro artículo y aclarar ahí cómo es el tema de medicamentos no es un tema menor.
Sra. Luedicke. — En el 6̊, donde se habla de lo que debe tener impreso en el envoltorio, se saca lo de los medicamentos.
Sra. Leonardi. — Habría que poner un artículo aparte para lo de los medicamentos.
Sra. Presidenta. — Podríamos poner “productos alimenticios y de higiene bucal”. Las asociaciones insisten mucho con los productos de higiene bucal. Aunque, tal vez, en este caso no sea “higiene” la palabra más adecuada.
— Varios participantes hablan a la vez.
Sra. Rossi. — Lo que es pegamento queda incluido en lo que es tecnología médica y no en lo que es cosmético.
Sra. Presidenta. — Sugerimos a la gente de la ANMAT que nos acerque lo más rápidamente posible su información.
Fui secretaria de Salud en mi provincia y ya es mucho el tiempo que la gente lleva reclamando una herramienta. Y ya que hemos avanzado hasta acá, sería bueno que lo hiciéramos rápidamente.
Sra. González. — ¿La idea sería fusionar el 2̊ y el 6̊ con respecto a alimentos y sacar lo de medicamentos en otro artículo?
Sra. Presidenta. — Sí.
Después, lo otro sería el tema de publicidad.
Sra. Martínez. — El artículo 7̊ creo que tiene un problema de redacción. Dice así: “La publicidad a través de los medios gráficos o audiovisuales de los productos alimenticios y, en general, los de consumo humano o de higiene bucal que contengan gluten deberán indicar claramente los niveles de gluten…”.
No, deberán indicar de acuerdo a los dos grupos: libre o bajo.
Sra. Presidenta. — Exento o de bajo contenido. Después, estamos con la ley de prepagas en carpeta. Es más un tema social y debemos ver cómo lo encaramos. Pero ustedes ya quedarían…
— Varios participantes hablan a la vez.
Sra. González. — No se dan una idea de la diferencia que hay entre ser celíaco y ser celíaco pobre.
Nosotros hemos trabajado mucho para la Ley 609, el programa de celíacos bajo la línea de pobreza del Gobierno de la Ciudad, e hicimos muchos estudios de costo. Luchamos cinco años hasta que salió ese programa y está en la esfera de Desarrollo Social. Y las mil calorías de un celíaco cuestan un 92 por ciento más caras que las tradicionales.
Sra. Presidenta. — En la Argentina, parece ser que ha vuelto esta idea de la negritud, de los pobres y los que no lo son, y tenemos que lidiar con eso. No podemos obviar el tema de la pobreza y de los carentes. Y hay obras sociales que tienen para tirar manteca al techo.
Sra. Parrilli. — ¿Qué porcentaje habría de diferencia entre lo que consume un celíaco y lo que consume un no celíaco? Porque en una de las reuniones que tuvimos se nos dio un porcentaje y quiero ver si ustedes concuerdan.
Sra. González. — ¿Porcentaje de consumo de qué?
Sr. Salazar. — ¿Cuánto más cara sale la dieta del celíaco que la de una persona normal?
Sra. González. — En países como el nuestro, estos índices relativos van cambiando. Nos pasó que nos dio un 92 por ciento más caro en mayo de 2001.
Todos recordamos lo que sucedió diciembre de 2001. Pasado ese período, volvimos a hacer las cuentas en marzo de 2002 y este porcentaje nos dio 56. Pero en ese minuto la canasta básica había subido proporcionalmente para todos. Entonces, el porcentaje lo debería sacar minuto a minuto, de acuerdo a cómo van las cosas. Pero no tenga dudas de que, seguramente, es más del 50 por ciento. Nunca dio menos.
Sra. Parrilli. — Nos dijeron el 40 a nosotros.
Sra. González. — No, nunca dio menos que el 50.
Sra. Presidenta. — Lo otro de proveerles nada más que de dos o tres artículos es como pretender que hoy las mamás vuelvan a los pañales de lienzo. En la familia en general trabajan la mamá y el papá. No es fácil.
Sr. Salazar. –– Lo que les quería preguntar es si son imprescindibles esos alimentos para los pacientes celíacos. ¿A qué apunta esto? Por ejemplo, si yo quiero comer fideos y soy celíaco, tendré que comer un fideo para celíacos que cuesta diez veces más que los comunes, pero no es imprescindible que yo coma fideos.
Sra. González. –– ¡Ah! Perdón. (Risas).
— Varios de los presentes hablan a la vez.
Sra. González. –– Depende de donde lo miremos. Si lo miro desde lo que es el cálculo nutricional, puede ser suplantado con otros alimentos nutricionalmente equivalentes.
Por otro lado…
Sr. Salazar. –– Existe un aspecto social y psicológico que hay que considerar.
Sra. González. –– Exactamente.
Sr. Salazar. –– Pero no debe ser equiparable a un medicamento. Le digo esto porque indirectamente estoy apuntando al artículo 8̊, donde las obras sociales ––aclaro no estoy a favor de ellas, sino todo lo contrario–– se están haciendo cargo de los medicamentos en un porcentaje que es variable pero, en general, alto. Entonces, si además les damos a estos pacientes alimentos especiales, creo que estaríamos dentro de un concepto ––a mi juicio–– erróneo al considerar que el alimento es el medicamento para los celíacos.
Sra. González. –– Ese concepto no es tan errado.
Sra. Presidenta. –– Esa es mi opinión, doctor.
Sra. Parrilli. — La comparto plenamente.
Sra. González. –– La realidad es que el tratamiento de esta enfermedad es particular y es ese.
Sra. Parrilli. — No es como un diabético.
–– Varios de los presentes hablan a la vez.
Sr. Salazar. –– El tratamiento consiste en privarlos de alimentos que contengan gluten.
Sra. Presidenta. –– El RP son los alimentos que ellos pueden consumir.
Sr. Salazar. –– Hay muchos alimentos que pueden consumir; por ejemplo, carne, leche, huevos, queso, verduras...
Sr. Smecuol. — Probablemente el costo económico es mayor.
–– Varios de los presentes hablan a la vez.
Sra. González. –– Dígale eso a un chiquito de cinco años.
Sr. Salazar. –– No estoy apuntando a la parte psicológica.
Sr. Smecuol. –– Es psicológico, social, cultural...
Sra. González. –– Hasta le hablaría de equidad en salud.
–– Varios de los presentes hablan a la vez.
Sra. Parrilli. –– Cuando empezamos a trabajar sobre este proyecto de ley no tenía intención de incluir un artículo que cubriera los alimentos, y la senadora Giri fue quien “me abrió la cabeza”, porque me dijo que el remedio para un celíaco es el alimento sin gluten.
Por lo tanto, si a un diabético la obra social le cubre la insulina, ¿por qué no va a cubrir, si no es en forma total por lo menos en un porcentaje, los alimentos para los celíacos?
Sr. Salazar. –– Pero la obra social no le cubre a los diabéticos los alimentos bajos en glucosa.
Sr. Smecuol. –– ¡Pero es diferente!
Sra. González. — ¡Es diferente!
–– Varios de los presentes hablan a la vez.
Sr. Smecuol. –– El alimento para el celíaco es equivalente a la insulina para el diabético. Efectivamente, en la práctica cotidiana, utilizo ese ejemplo para demostrarle al paciente celíaco que como esta es una enfermedad inmunológica, no puede comer ni siquiera una mínima cantidad de gluten. En el caso del paciente diabético, tal vez puede comer algo de más y luego aplicarse insulina. En cambio, el celíaco no. Tiene que comer un alimento con absoluta pureza.
O sea que los alimentos para un celíaco son absolutamente un medicamento.
Sra. González. –– Para reforzar esto, a mis pacientes se los grafico y les digo para que entiendan, porque hay que educarlos. Esta es una educación continua. De hecho, hay un alto porcentaje de celíacos que son diabéticos. Entonces, si se es diabético, la diabetes puede llegar a ser hasta negociable. En cambio, en la enfermedad celíaca es no negociable.
Sr. Salazar. –– Nadie discute la importancia de la dieta.
Sra. González. –– Es el tratamiento
Sr. Salazar. –– Pero no son alimentos imprescindibles para ellos. Desde un punto de vista biológico y nutricional, pueden ser suplantados por otros.
–– Varios de los presentes hablan a la vez.
Sra. Parrilli. –– Con ese criterio sólo podrían comer arroz, carnes y verduras.
Sr. Smecuol. –– Yo preferiría negociar un producto que contenga una harina que el celíaco pueda digerir, antes que comprar un kilo de lomo.
–– Varios de los presentes hablan a la vez.
Sra. Presidenta. –– Tendríamos que discutir si el lomo es de feedlot o de vaca que camina.
Sr. Smecuol. –– O si es el lomo de De Angeli. (Risas).
Sra. Presidenta. –– Yo empecé con este tema con un proyecto que perdió estado parlamentario, que hacía referencia a los RP alimentos, pero realmente comprendo que es inviable.
–– Varios de los presentes hablan a la vez.
Sr.Smecuol. — Creo que en Inglaterra y en Italia hay alimentos prescriptos.
Sra. Rossi. –– En Inglaterra existe una categoría de alimentos de prescripción.
Sra. Luedicke. –– Son cuatro: los fideos, la harina, el arroz, las galletas y el pan. Estos productos se venden en la farmacia y en una época se recetaban, ahora se pueden comprar libremente.
Sr. Smecuol. — Me gustaría inspirarme más en una sociedad de bienestar que en lo que hacen en otros países.
Sra. Parrilli. –– Algunas asociaciones que estuvieron aquí dijeron que varias obras sociales los están cubriendo.
Sr.Smecuol. — Pero sería fantástico que esto se aprobara mediante una ley.
Sra. Parrilli. — No pretendo que se cubran todos los alimentos, pero sí garantizar estos cuatro. Además, a las obras sociales les sale mucho más caro atender a la persona que se enfermó. Y al Estado le sale mucho más caro todavía, porque las obras sociales terminan no haciéndose cargo y el paciente va a parar a un hospital público.
Sr. Lores. –– De todos modos, hay que tener en cuenta que con esto estamos cubriendo a los que tienen obra social.
Sra. Parrilli. — ¡Por eso!
–– Varios de los presentes hablan a la vez.
Sr. Smecuol. –– Debería hacerse cargo el Estado.
Sr. Lores. — Tendrá que ser cubierto por la obra social en algún caso, por la prepaga en otro caso y por el Estado en otro.
Sr. Smecuol. — La prepaga distribuye el gasto entre el resto de los consumidores. Me parece que es más difícil en el caso de la obra social y del Estado.
Sr. Lores. — Por otra parte, si el paciente realmente recibe el alimento por la obra social, seguramente le va a redundar un menor gasto para esa obra social.
Sr. Smecuol. — Hay que explicárselos.
Sra. González. — Nosotros sabemos muy bien cómo se complican los enfermos celíacos si no cumplen con el tratamiento. Y las complicaciones realmente son graves.
Sra. Presidenta. –– Aquí debemos ver lo preventivo de la medicina.
Sra. González. — Exactamente.
Sra. Presidenta. –– Creo que hemos llegado a un acuerdo en dos puntos que son los fundamentales.
En primer lugar, unificar los criterios de que sí se puede y de qué no se puede. En la primera categoría hay dos conceptos: exento y bajo contenido. Con respecto a quién será la autoridad de aplicación, también está claro. En cuanto a los productos que deberían rotularse, serían los alimentos y aquellos productos de higiene bucal. Entonces, sacaríamos los medicamentos y productos de consumo humano.
Sr. Salazar. –– Pero los medicamentos los agregaríamos, ¿no?
Sra. Presidenta. –– Correcto. Irían en otro artículo. Ahora estamos esperando que la gente de la ANMAT nos haga llegar sus informes.
Respecto de la publicidad, habría que redactar nuevamente el artículo 7̊. Con relación al artículo 8̊, vinculado con las obras sociales, lo tendríamos que discutir.
–– Varios de los presentes hablan a la vez.
Sra. González. –– Quisiera saber de qué se trata el concurso público, que figura en el último párrafo del artículo 6̊.
Sr. Salazar. –– Cada ONG quería imponer un símbolo. Entonces, decidimos que la autoridad de aplicación hiciera un concurso para elegir ese símbolo.
–– Varios de los presentes hablan a la vez.
Sra. Presidenta. –– Entonces, quedará en manos de la autoridad de aplicación cuál será el símbolo que indique que puede ser consumido por el paciente con enfermedad celíaca.
Sra. González. –– ¿Cuál es la autoridad de aplicación?
Sr. Salazar. –– El Ministerio de la Salud de la Nación.
Sra. Presidenta. –– Pónganse a dibujar de tal manera que quede claro para que la gente del campo no lo tome como que estamos en contra si dibujamos una espiga cruzada. (Risas). Fue una broma.
Sra. González. –– Creo que en este punto, siempre estuvimos todos de acuerdo. Uno tiene que ponerse en el lugar del paciente y pensar que sería lo más práctico.
Sra. Presidenta. –– En eso estamos de acuerdo.
Cuando dije que la mejor ley es la ley posible, significa que debe ser viable, una herramienta que sirva. Luego, de dónde sale el recurso —como planteó el doctor—, veremos. Quizá habrá algún fondo que se destine a esto.
Sra. González. — Agrego algo: que sea la ley posible y la que esté más cerca del paciente.
Sra. Presidenta. — De mi parte, que no le quepa dudas.
Sra. Parrilli. — En este último tiempo, he recibido distintos afiches y materiales de diferentes organizaciones. Gracias al laboratorio que aparece en la propaganda, averiguamos que el listado de alimentos que publica una de estas organizaciones no está autorizado por INAL. Sin embargo, esto se publicó. Entonces, ¿cómo controlamos eso?
Sr. Salazar. — En el texto del proyecto de ley queda establecido que la autoridad de aplicación deberá fortalecer la capacidad técnica y analítica del sistema nacional de control de alimentos.
Sra. Parrilli. — ¿Pero qué hacemos? ¿Estas ONG no tendrán ninguna sanción? ¿Libremente dejamos que publiquen cualquier cosa? Eso me preocupa.
— Varios participantes hablan a la vez.
Sra. Leonardi. — Por eso decíamos que esto de las ONG no puede quedar asimilado al INAL.
Sra. Martínez. — Nosotros no tenemos ninguna herramienta para tomar alguna medida.
Sra. Presidenta. — No va a quedar así. Lo vamos a sacar.
Sra. Martínez. — Ella se refería a si las ONG no van a tener algún tipo de sanción.
Sra. Parrilli. — También se podría hacer un trabajo con ellas, para que esto no ocurra. Yo no dudo de la buena intención de estas organizaciones.
Sra. Presidenta. — Cuando los laboratorios te pagan un congreso en Sydney, es raro. Creo que hay que analizar el tema. En eso debemos ser muy prudentes y estar atentos.
Sr. Lores. — Eso en función de los que ejercen el poder de policía. Va a depender del Ministerio de Salud de cada provincia, de cada municipio y de cada jurisdicción.
Sra. Presidenta. — Claro.
Sra. Leonardi. — Quiero revisar nuevamente el artículo 8º, que se refiere a la cobertura de las obras sociales con relación a los alimentos. En el segundo párrafo, en el caso de enfermos que no contaren con cobertura, dice que la autoridad sanitaria nacional deberá garantizar la provisión de los alimentos básicos a través del sistema público de salud. En realidad, la autoridad sanitaria sería el Ministerio de Salud de la Nación.
Por otra parte, el Ministerio de Desarrollo Social tiene un Programa Alimentario Nacional en el que está trabajando desde largo tiempo atrás, en la provisión de cajas de alimentos para celíacos. Ese programa y esas cajas son asignadas a las personas con enfermedad celíaca, pero que, además, pasan un criterio de selección relacionado con sus necesidades básicas insatisfechas.
En consecuencia, considero que este tema habría que hablarlo con la gente del Ministerio de Desarrollo Social, para no crear un programa paralelo en el otro ministerio.
Sra. Presidenta. — Este proyecto de ley se pone por encima de los programas. Entonces, estamos obligando al Ministerio de Desarrollo Social a contraer la obligación y el compromiso de acá para siempre.
— Varios participantes hablan a la vez.
Sra. Luedicke. — Se ampliaría el espectro, porque hay personas que no pertenecen al estrato de NBI, pero no tienen cobertura.
Sra. Presidenta. — Hablamos de los que carecen de cobertura, no sólo de los que tienen necesidades básicas insatisfechas.
Sr. Lores. — Yo quitaría lo del Ministerio, porque la autoridad sanitaria nacional es la que garantiza.
Sra. Presidenta. — No, porque si colocamos “autoridad sanitaria nacional” queda como que lo que tiene que distribuir el Ministerio. Yo hablé este tema con la ministra Ocaña. Después, se hacen convenios interministeriales.
Sra. Leonardi. — De hecho, dentro del programa, todos los artículos los trabajamos en forma conjunta con la gente del Ministerio de Desarrollo Social. De hecho, nosotros vamos a las provincias con ellos, con los del plan alimentario.
Sra. Presidenta. — Voy a hablar otra vez de este tema con las dos ministras.
Sra. González. — En el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires este tema no avanzaba `porque el Ministerio de Salud no quería asumir el gasto. La solución fue la articulación con el Ministerio de Desarrollo Social.
— Varios participantes hablan a la vez.
Sra. Presidenta. — De acuerdo. Voy a volver a hablar el tema con las dos ministras.
En la provincia de Córdoba, viví una experiencia similar, porque el área de Salud pagaba y el área de Desarrollo Social entregaba, o viceversa. A veces, se trabajaba de manera superpuesta porque había dos programas con el mismo fin. Entonces, se hacían más gastos, el registro de uno no era el registro del otro, etcétera.
Sra. Leonardi. — Nosotros ya hablamos este tema con la gente del Plan Alimentario Nacional del Ministerio de Desarrollo Social. Planteamos este punto, porque es una inquietud que debiera quedar aclarada.
Sra. Presidenta. — Yo voy a hablar sobre el tema. De todas maneras, les pido que me acerquen las propuestas.
Sra. González. — Quiero señalar un pequeño detalle. Lo correcto es que siempre aparezca “enfermedad celíaca”, porque a veces aparece enfermedad “celiaquía”, y desde el aspecto semántico es erróneo.
Sra. Presidenta. — Los argentinos muchas veces inventamos palabras.
Sr. Smecuol. — En realidad, “celiaquía” proviene del italiano.
Sra. González. — Es “enfermedad celíaca”.
Sra. Presidenta. — De acuerdo, lo vamos a corregir.
Agradezco a todos por su presencia en esta reunión de trabajo. Esperamos que nos hagan llegar el material para elaborar el dictamen.
— Son las 18.27.

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